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El Duelo - Orientaciones
27.07.2017 13:22
No pretendo que mis siguientes palabras puedan calmar el inmenso dolor que se produce ante la inminencia del duelo cuando vemos que un ser querido va a partir, o por su partida inesperada. ¡Ojala pudiera hacerlo!
Pero si pretendo a través de ellas intentar hacer despertar en los dolientes, sus “YO SUPERIORES” para que les ayuden “no a comprender… sino a integrarse en ese este gran transito” y en el deseo de que encuentren su tu paz interior y puedan transmitirla a su alrededor, sin palabras, solo con sus actitudes y sus sosiegos.
Se pasa realmente mal. Mis padres, y un hermano mío, menor que yo, ya transcendieron y viví esos duros momentos del antes, durante y después del transito.
Duele la muerte, ya sea por una enfermad terminar, accidente o cualquier otra causa. Pero no es en sí la enfermedad terminal, accidente o cualquier causa lo que hace que duela la pérdida.
Lo que realmente duele es simplemente el desconocimiento y la falta de preparación para esa Ley Universal del Transito. Ya que éste, el Transito, es algo que ha de ser y será. Solo que nunca sabemos cuándo, ni donde, ni cómo.
El nacer y el morir son las dos únicas cosas seguras en esta vida. Tenemos que asumirlas y prepararnos para ellas. Y eso es lo que realmente nos falta. Preparación.
Al igual que vivimos el nacimiento de seres allegados, así igualmente vivimos la muerte de seres allegados, mas o menos cercanos. La única cruda y dura realidad es que “en nuestra cultura no se nos educa en el llegar y en el partir”.
Nuestros seres queridos se van con o sin enfermedades, antes o después en el tiempo o antes o después que nosotros. Y esto es un hecho inamovible que hemos de conocer y aceptar, como “Ley Universal que es y a la que todos estamos sujetos”
Todo eso que… “leemos, oímos, hablamos, en diferentes libros, audios, videos, personas, talleres o charlas” son como las clases mas o menos magistrales a las que podemos asistir. “No nos sirven para nada si nosotros no las integramos en nuestro Ser mas profundo”.
La realidad es que la vida nos pone un duro examen para ver si en verdad hemos asimilado esas clases.
No basta que digamos “que sabemos, que leímos, que discutimos o cualquier otra cosa que se nos ocurra argumentar”. Lo cierto es que… “O aprendemos por conocimiento o aprendemos por sufrimiento”
Ante la inminencia de esta situación, antes, durante y después de ella, sugiero que se busque consuelo en la meditación o en la oración hacia aquello que a cada persona siente como ese SER DIVINO, indistintamente del nombre que le den o que ella suela darle.
Paso a continuación un link donde varios documentos tratan el tema:
URL Corta, para que os sea fácil copiarlo en el ordenador: https://goo.gl/zNU2H5
Con todo mi amor y respeto para cada doliente
Jfg-arrote Málaga 26/07/2016